lunes, 24 de junio de 2013

¿Existe el túnel del tiempo? ¿Hay una manera de ver pasar tu vida en una pantalla como dicen que les pasa a los que estuvieron en las puertas de la muerte pero sin llegar a ese límite? Sí. Sólo tenés que exportar contactos de correo electrónico de una cuenta e importarlos en otra, pero de manera tal que los importados –cerca de mil en mi caso- vengan con decenas de puntos y comas entre el nombre y la dirección y a posteriori de ésta.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Que tenés que abrir cada uno de los contactos para limpiarlos de puntos y coma. Esto significa que tenés que evaluar también si lo conservás porque querés seguir contactado a él o si lo debés borrar porque sabés que no tiene más esa dirección. O porque traspasó la puertita famosa…
En los últimos días, para comunicarles a mis contactos que estoy trabajando en Las otras Palabras, tuve que revisar cada una de mis direcciones de la nueva dirección de correo electrónico. Es decir: tuve que mirar a cada uno de mis contactos, darle un contexto en mi vida pasada (¿por qué lo tengo?) y otro en mi vida actual (¿quiero, puedo o debo tenerlo?).
Encontré de todo un poco. Algunos borrables, otros borrados hace tiempo. Hubo también contactos que sé que me borraron. Supongo que justamente.
La mayoría fue digna de ser conservada. Y también encontré muchos que no sólo merecen ser conservados, sino mimados. Como aquellos que estaban en una carpeta que decía “PDF Palabras”, que eran los que recibían la revista por correo electrónico en los años de la primera época.
Pasar en limpio contactos fue pasar en limpio etapas de la vida.
Fue pasear por los años en San Andrés de Giles, viajar a distintos lugares del país, volver al punto de llegada a la Patagonia y la aventura de empezar una vida nueva. Fue revivir abrazos, risas, llantos, proyectos, sueños, charlas…
Fue entrar en el túnel del tiempo. Mirar mucho de una vida en la pantalla de una netbook.

Me estoy poniendo viejo. Pucha.

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